Diferencias entre alergia e intolerancia a la lactosa

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Un bebé descansando y riendo.

Hoy en día, muchos niños son sometidos a dietas sin lactosa sin que realmente sea necesario. Esto se debe a que en la sociedad se sostienen algunas ideas erróneas sobre la alergia a la proteína de la leche de vaca y la intolerancia a la lactosa. Descubra la importancia de consumir alimentos lácteos y conozca la diferencia entre alergia a la proteína de la leche de vaca e intolerancia a la lactosa.

Hoy en día, muchos niños son sometidos a dietas sin lactosa sin que realmente sea necesario. Esto se debe a que en la sociedad se sostienen algunas ideas erróneas sobre la alergia a la proteína de la leche de vaca y la intolerancia a la lactosa. Son dos términos que muchas veces son confundidos, pero que no significan lo mismo. 

A lo largo de los últimos 10 años, se ha dado una fuerte disminución en el consumo de leche de vaca, mientras que ha aumentado la ingesta de leche sin lactosa entre los niños debido a preocupaciones infundadas sobre las alergias. En varios casos esto no es necesario y es posible que afecte su salud y correcto desarrollo. 

Consecuencias de no consumir alimentos lácteos 

Evitar los productos lácteos puede provocar raquitismo nutricional en los niños, así como una baja densidad mineral ósea y un mayor riesgo de fracturas en el futuro. Además, el consumo bajo de calcio se correlaciona estrechamente con la ingesta de otros micronutrimentos. Por eso es muy importante que los padres entiendan la importancia de estos alimentos y que sean conscientes de que hay una inmensa cantidad de menores que sí pueden consumirlos. 

En primer lugar, se debe saber que la intolerancia primaria a la lactosa no se manifiesta clínicamente antes de los cinco años de edad, por lo que, si un niño presenta síntomas como dolor abdominal, flatulencia y diarrea, generalmente son causados por una afección intestinal subyacente, como gastroenteritis viral, giardiasis, alergia a la proteína de la leche de vaca, enfermedad celíaca o enfermedad de Crohn. Por lo tanto, es más probable que se trate de malestares transitorios y que los síntomas se alivien al tratar la patología subyacente. 

Un vaso de leche deslactosada.

Adicionalmente, hay una confusión constante entre qué es la intolerancia a la lactosa y qué significa tener alergia a la proteína de la leche de vaca, lo que conduce en numerosos casos a diagnósticos erróneos y a una dieta deficiente. Esta equivocación se puede observar no solo entre el público en general, sino también entre los profesionales de la salud. 

¿Cómo son los tratamientos de la intolerancia a la lactosa y la alergia a la proteína de la leche de vaca? 

Por un lado, el tratamiento de la intolerancia a la lactosa implica la reducción, pero no la eliminación, de alimentos que contengan este tipo de azúcar que se encuentra de forma natural en la leche. Por el contrario, los lactantes con sospecha de alergia a la leche de vaca deben someterse a una dieta estricta y eliminar por completo todo tipo de proteínas de leche de vaca

Si se busca detectar la intolerancia a la lactosa, existe un complejo conjunto de clasificadores que incluyen: la deficiencia de lactasa durante el desarrollo, la deficiencia congénita de la lactasa, la no persistencia de la lactasa y la intolerancia secundaria a la lactosa. 

La lactasa es muy importante para que el individuo pueda digerir la lactosa. Se trata de una enzima que rompe este azúcar en glucosa y galactosa, dos componentes que son absorbidos por el cuerpo. Cuando hay deficiencia de lactasa, el organismo no puede desdoblar la lactosa ni absorberla. 

El cuadro clínico de la intolerancia a la lactosa cambia significativamente entre bebés y niños, pero ambos con síntomas que ocurren entre los 30 a 60 minutos después de consumir lactosa. Por lo tanto, el diagnóstico se sustenta en la observación de síntomas gastrointestinales poco después de ingerir alimentos con este tipo de azúcar, incluidas la leche materna, la leche de vaca u otro tipo de leche animal. 

Un vaso de leche fría.

Para confirmar el diagnóstico, existen pruebas de laboratorio que deben hacerse antes de realizar ajustes a la dieta. 

La confusión entre la alergia a la proteína de la leche de vaca y la intolerancia a la lactosa puede provocar un diagnóstico tardío de la alergia, así como una innecesaria intervención a la dieta que podría tener consecuencias en la salud del infante. 

Contrario a lo que se piensa, la mayoría de los bebés con alergia a la leche de vaca toleran los alimentos con lactosa. Es por ello que las fórmulas hidrolizadas que contienen lactosa son una opción para tratar a bebés con alergias a la proteína de la leche de vaca, esto debido a los efectos prebióticos que tienen sobre el microbioma fecal y el metaboloma. 

Como las consecuencias de cambiar la dieta de un menor por un diagnóstico equivocado o una confusión pueden ser profundas, se necesitan más campañas educativas de salud basadas en evidencia para eliminar la desinformación y los conceptos erróneos, tanto en la profesión médica como en la sociedad.

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